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Creación de equipos: Los equipos de SC Johnson se reúnen para crear una nueva línea de fabricación voluntaria y aumentar la producción de desinfectantes de manos

En la planta de fabricación de Waxdale de SC Johnson, una máquina gira constantemente atornillando los pulverizadores en la parte superior de las botellas. Eso en sí mismo no es inusual en el extenso campus de Mount Pleasant, WI, que alberga 16 líneas de fabricación que producen más de 60 millones de unidades de productos.

Este sonido hidráulico particular, sin embargo, proviene de una nueva línea 17, una pequeña línea piloto adaptada que normalmente se utiliza para el desarrollo de nuevos productos y el llenado de muestras de prueba. SC Johnson la ha transformado para que pueda fabricar hasta 75 000 botellas de desinfectante de manos al mes para su donación a trabajadores de la salud, equipos de primeros auxilios y empleados de producción de SC Johnson. Y para lograr esto, los equipos de SC Johnson que estaban trabajando desde casa, y que normalmente no trabajan en líneas de producción, se están ofreciendo como voluntarios para trabajar en la línea.

“Me siento un poco como Rosie la remachadora”, comenta Megan Haechrel en broma mientras gira las tapas de los pulverizadores en botellas de 8 onzas de desinfectante para manos con un destornillador mecánico. “No solo por el ruido que hace, sino porque todos nos hemos involucrado en algo que normalmente no hacemos”.

El desinfectante de manos, un elemento básico en la lucha contra la propagación del coronavirus, es lo que recomiendan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) si no hay agua y jabón disponibles. Se necesita un suministro disponible para proteger a los equipos de primeros auxilios y al personal médico, que se encuentran entre los trabajadores que se enfrentan al mayor riesgo de infección por COVID-19. Estos proveedores en la primera línea de combate trabajan horas extra para cuidar de la comunidad, al igual que los empleados de SC Johnson que permiten que haya productos desinfectantes y de limpieza en las estanterías para los clientes.

En medio de la pandemia de COVID-19, el desinfectante de manos se ha convertido en un recurso increíblemente escaso. SC Johnson, a través de sus marcas SC Johnson Professional y Deb, es uno de los mayores fabricantes de desinfectantes de manos del mundo. Debido a la necesidad esencial de limpiar y desinfectar los productos, y al hecho de que la mayoría de las líneas de producción ya están funcionando las 24 horas, de seis a siete días a la semana, cambiar las líneas de fabricación no es una opción para que la compañía aumente la producción de desinfectante de manos. El desarrollo de nueva capacidad requeriría de un enfoque preconfigurado. Y en lugar de los procesos automatizados y de alta tecnología que normalmente se utilizan en una instalación de primera clase como Waxdale, necesitaría tener un ambiente más emprendedor y de empresa emergente.

Para Patrick Harris, director sénior de Investigación y Desarrollo, el inicio del proyecto fue una solicitud directa durante una reunión de viernes. “Mi jefe se acercó hacia mí y me dijo: ‘Necesitamos empezar a hacer desinfectante de manos, ¿cómo podemos hacer que eso suceda?’”. Para el lunes, se estaba completando la primera configuración de la línea y se estaba trabajando en otro reto: cómo obtener los materiales escasos necesarios para fabricar desinfectante a granel o, como él lo llamó, “el jugo”.

Desde el brote de coronavirus, la demanda de los componentes químicos necesarios para fabricar desinfectantes, como el alcohol desnaturalizado, se ha disparado. Para poner en marcha la nueva línea rápidamente, SC Johnson se asoció con Dow Chemical para suministrar suficiente desinfectante a granel para una producción inicial de 25 000 botellas. El equipo de la cadena de suministro de SC Johnson comenzó entonces a asegurar las fuentes locales de materias primas necesarias para que la planta de Waxdale pudiera hacer el jugo adicional necesario para alcanzar una producción mensual de 75 000 unidades.

Para conseguir a las personas adicionales necesarias para trabajar en la nueva línea, el equipo envió una nota pidiendo voluntarios. Con tanta incertidumbre en torno a la pandemia de la COVID-19, no estaban muy seguros de qué tipo de respuesta obtendrían. Esas preocupaciones, sin embargo, se disiparon rápidamente.

“Todas las persona a quienes consultamos estaban dispuestas a ayudar”, dijo Harris. “Gerentes de toda la compañía me comentan que tienen otros empleados que quieren ayudar. La respuesta fue tremenda”.

“A partir de ahí, el proyecto avanzó rápidamente”, dijo Haechrel. “Creo que transcurrió aproximadamente una semana desde la primera reunión hasta que empezamos a fabricar nuestras primeras botellas”.

Hay una seriedad discreta en la forma en que todos realizan sus tareas. No hay apretones de manos ni palmadas en la espalda para felicitar por un trabajo bien hecho debido al distanciamiento social, pero hay una sensación palpable de orgullo y propósito que llena la habitación.

“Aproveché la oportunidad de seguir adelante, ayudar a preparar esta línea y gestionarla”, dijo Quinn Rashke, cuyo trabajo habitual es el de ingeniero de desarrollo de procesos. “Estoy realmente emocionado por poder brindar mi apoyo y mis propias manos para lanzar este producto a la calle”.

Desde que comenzó la fabricación, en poco tiempo, la nueva línea ha producido 30 000 botellas. Cada una se llena a mano desde una máquina parecida a aquellas máquinas de conos de helado. Otro miembro del equipo ensarta los pulverizadores en una bandeja de botellas llenas antes de que estas se encuentren a la mencionada “Rosie la remachadora”, que los enrosca como la tripulación de boxes en una carrera por el Gran Premio. En otra estación, la fecha se estampa a mano en una etiqueta, que se envuelve manualmente. A continuación, se recogen una docena de botellas, se colocan en cajas de envío que, a la vez, se apilan en un palé.

Es un proceso que se repite una y otra vez en turnos de 8 a 9 horas, en los cuales los descansos para comer se escalonan, de modo que la producción nunca se detenga completamente durante el día. Los voluntarios tienen que salir ocasionalmente para asistir a reuniones importantes por Skype como parte de sus funciones habituales en la empresa, pero todos participan en la línea de producción como si estuvieran al mando de una empresa emergente de rápido crecimiento.

Como cualquier fundador puede atestiguar, ese sentido de propósito te hace sentir que nada puede ralentizarte.

“Hemos estado mejorando cada día”, dijo Haechrel. “El diseño de nuestra área de procesamiento ha cambiado a diario a medida que seguimos consiguiendo más equipos para que avanzar más rápido y producir más botellas. Pronto vamos a funcionar al doble de la velocidad con la que comenzamos”.

Y, como un reloj, el equipo alcanzó un nuevo máximo al final de la tercera semana de botellas fabricadas en un día, 3907, rompiendo el récord de 2200 que se había alcanzado la semana anterior.