En 1928, Herbert murió repentinamente y dejó a H.F., de solo 28 años, al mando de la compañía. Poco tiempo después, comenzó la Gran Depresión, que asoló la economía estadounidense y perjudicó a los negocios por doquier.
Muchas compañías perdieron ventas y dejaron de crear nuevos productos. Sin embargo, H.F. siguió adelante y la ciencia tuvo un rol importante. Con el apoyo de sus inversiones en investigación y desarrollo, la compañía creó una revolucionaria cera autopulidora, llamada Glo-Coat. Se convertiría en uno de nuestros productos más populares y duraderos.
Primero, debíamos lograr que las personas lo probaran. Fue aquí donde la valentía de H.F. fue fundamental. Autorizó el envío de cerca de medio millón de pintas (¡sin pedidos!) a los establecimientos minoristas de la compañía en los Estados Unidos. Invitaron a las tiendas a vender el producto o devolverlo por cuenta y gasto de la compañía.
El producto funcionó de maravilla y la publicidad nacional ya generaba demanda. Como relató agradecidamente un libro sobre la historia de la compañía: “Durante la Depresión, cuando no se podía vender maní, las tiendas vendían Glo-Coat.’”
El éxito de Glo-Coat demostró que un producto superior podía prosperar incluso en tiempos económicos difíciles, y fortaleció aún más nuestro compromiso con la investigación y el desarrollo, que sigue vigente en la actualidad.