El equipo de H.F. incluyó a otras cuatro personas: J.A. Hoy, copiloto y operador de radio; E.H. Schlanser, piloto; R.P. Gardiner, agente de compras; y J.V. Steinle, director de investigación.
Despegaron del aeropuerto de Milwaukee en un pequeño avión anfibio. El Sikorsky S-38 era uno de los aviones más seguros de su época, ya que se trataba de un bimotor capaz de mantenerse en aire con un solo motor si era necesario.
El viaje, como se vería, distó de ser seguro. Aún no se inventaban los satélites y las personas rara vez volaban distancias tan ambiciosas. H.F. y su tripulación con frecuencia recorrían largos tramos sin ver a una sola persona. Pero a H.F. le encantaba la aventura.
Sam recordó historias que había oído durante su infancia sobre las aventuras de sus padres, como una escala en Cayena, donde H.F. conoció asesinos de la Isla del Diablo, y la vez que una multitud en la orilla le gritaba al equipo porque estaban caminando en aguas llenas de pirañas.
En resumen, el viaje abarcó 25 025 kilómetros (15 550 millas) por Cuba, Haití, República Dominicana, Islas Vírgenes, Antigua, Santa Lucía, Trinidad, Guyana Británica, Guyana Holandesa y Guyana Francesa, y luego Pará, Maranhaa, Amarracao, Camocim y, por último, Fortaleza, Brasil, y de vuelta. El tiempo total de vuelo fue de 168 horas y el avión viajaba a una velocidad media de 154 kilómetros por hora (96 millas por hora).